Si Dios ha puesto un deseo en su corazón, acepte la presencia de ese
deseo como juramento de él de que usted puede llevarlo a cabo y
entréguese de lleno a realizar la visión. Si no cumple usted con
ello, podrá estancarse en su vida personal, su espíritu se sentirá
contrubado y adoptará una actitud crítica. Una visión dada por Dios
es una tremenda responsabilidad. El cumplimiento de ella puede
llevarle a unas alturas fantásticas en su servicio a Dios y a sus
semejantes. El no cumplir con esa visión, ademas, privará a otros del
liderazgo que precisan.
deseo como juramento de él de que usted puede llevarlo a cabo y
entréguese de lleno a realizar la visión. Si no cumple usted con
ello, podrá estancarse en su vida personal, su espíritu se sentirá
contrubado y adoptará una actitud crítica. Una visión dada por Dios
es una tremenda responsabilidad. El cumplimiento de ella puede
llevarle a unas alturas fantásticas en su servicio a Dios y a sus
semejantes. El no cumplir con esa visión, ademas, privará a otros del
liderazgo que precisan.